sábado, 18 de abril de 2020


BOLIVAR Y SU LLEGADA A ESPAÑA
(09)

Cuando el Barco “San Ildefonso” salió de la habana, en lugar de dirigirse por la frecuente ruta del Atlántico, rumbo a los acostumbrados puertos de Andalucía, puso en cambio rumbo al Norte, hasta Terranova, siguió una ruta desacostumbrada, es decir el navío paso por tierra de los antepasados de Bolívar, con la finalidad de burlar la vigilancia de  los navíos ingleses. Entonces se dirigió al puerto de Vizcaya, de donde salió  rumbo al Nuevo Mundo, el primer Simón Bolívar, dos siglos y medio antes. Felizmente el buque “San Idelfonso” toco tierra española, sin haber tenido ningún enfrentamiento con los ingleses, y pudo Bolívar desembarcar en Santoña, donde paso por tierra a Bilbao, y luego a Madrid. Después de dos siglos y medio, un descendiente de los Bolívar, pisaba tierra vizcaína, se le considera a esto una inexplicable casualidad.

España vivía en ese entonces una  gran decadencia, había una relajación moral muy grande en las altas esferas de la Corona, Carlos IV era un Rey inepto, apoltronado, demasiado cómodo y complaciente con su esposa, se llamaba MARIA LUISA DE PARMA, tenía ella alrededor de los  50 años y era demasiado coqueta, liviana, y se le atribuían numerosas aventuras con galanes de la corte. El Rey se lo pasaba de cacería, y el gobierno estaba en manos de favoritos,  cuya política caprichosa metió a España en largas guerras, primero con la Francia Revolucionaria y después con la potencia naval de los  ingleses.

La España de la época a los ojos de Bolívar, esta monarquía decadente no inspiraba respeto, nada la hacía digna de veneración, aquello era una parodia de realeza, y se encontraba en plena crisis, dl estuvo en Madrid más o menos durante tres años, allí formo su intelecto y se cultivó espiritualmente.
Su tío Esteban era amigo de Manuel Mallo, a quien se le tildaba de amante de la reina. Su tío lo introdujo en la Corte de Aranjuez, y el muchacho vio con sus propios ojos el ambiente,  el solía acompañar a Malló a las visitas que hacía a la Corona, al ambiente que en el fondo Bolívar repudiaba, y en algunas ocasiones incluso fue testigo de las depravaciones de la Reina, María Luisa, ella era liberal con su favorito, cuya mesa era servida de las cocinas reales, si algún plato le gustaba a la reina, se lo mandaba a servir a Mallo, y con frecuencia entraba a los aposentos de Mallo cuando Bolívar se encontraba en ellos, semejante muestra de falta de decoro, no inspiraba el respeto del caso. El espectáculo era triste y vergonzoso, pero al tío Esteban le encantaba moverse en la corte y pensó conseguirle a Bolívar un cargo diplomático de caballero de la embajada en la corte, para hacer de Bolívar, un joven elegante y mundano.

En una carta escrita por el tío Esteban al tío Carlos, le relata las clases que se le impartían a Bolívar: “En la mañana recibe clases de Francés, danza, esgrima, en la tarde toma lecciones de matemáticas, inglés y equitación” también escribió; “esta adelantado en el escribir, en los bailes, y en el estudio de la lengua castellana, y se está preparando en el idioma francés y en las matemáticas” esta sujeto y tiene buena conducta.

Durante ese tiempo  que bolívar compartió en la corte española, se cuenta y es famosa,  la anécdota de la gorra del príncipe, esta es una anécdota de uno de los primeros biógrafos de Bolívar, Don Felipe Larrazábal, basado en las memorias recogidas de Tomas Cipriano de Mosquera, Arístides Rojas hizo eco de ella, y Mancini y Ludwig la comentan con especial agrado. El caso es que se encontraba Bolívar jugando con  el Príncipe de Asturias Fernando VII;  en Aranjuez, jugando la raqueta, y Bolívar le dio con el volante en la cabeza y le quito la gorra al príncipe, él se molestó, pero la Reina, que sentía aprecio por Bolívar y esto le permitía estar en sitios con relativa confianza,  le obligo a su hijo a continuar el juego.

Tal accidente se le considera históricamente como un presagio de que más tarde sería Bolívar quien le quitaría al Rey la más preciada joya de su corona. Las Colonias de América.

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