domingo, 5 de abril de 2020

BOLIVAR Y SU INFANCIA (04)


SIMON BOLIVAR- SU INFANCIA
(4)
EL era un niño normal, vivaz, de buena salud, daba respuestas sorprendentes, tenía una sorprendente madurez intelectual y no tenía la timidez propia de la infancia, no se intimidaba en ningún momento en ningún ambiente por solemne que fuese, ni se cohibía ante personas de mayor edad, tenía un temperamento travieso, despierto y ágil, sumamente precoz, maduro intelectualmente. Estas facultades más tarde en su época de vida adulta le dieron una estelar figuración, pero en general se caracterizó por ser un niño ardiente y tenaz. Su infancia transcurrió en una gran casa, rodeado del afecto de su madre, (perdió su padre a los tres años) con 28 esclavos a su servicio, durante sus primeros años no se separó de la Negra Hipólita, de sus hermanos, de sus abuelos, de sus tíos y de su madre, por supuesto. El escritor Arístides Rojas, le dio una connotación a la infancia de Bolívar de una niñez indómita, pretendió  darle al personaje del Libertador un contraste victorhuguesco, porque en esa época, de un niño normal no podía salir un genio. Esa figura de niño malcriado fue desechada por los historiadores por inadmisible, hoy se puede catalogar como una simple labor imaginativa. Queda en pie la imagen que de el trazo, Don Juan Vicente Lecuna, cuando lo describe así: “Bolívar era un muchacho reflexivo, más amigo de oír las conversaciones de los mayores que de asistir a los juegos de sus iguales” así lo decía, María Antonia a su nieta, María Camacho y ella a nosotros.
La infancia de Bolívar transcurre en tres ambientes:
El ambiente fue proporcionado por las residencias urbanas y campestres que eran parte del patrimonio familiar, estas viviendas fueron testigos mudos  de los juegos, correrías y retozos normales de nuestro Libertador. Una de ellas: 1) La Casona de San Jacinto, por lo céntrica, era la predilecta de los Bolívar, fue la casa natal, otra de ellas: 2) La Cuadra de Los Bolívar, ubicada a orillas del Rio Guaire, reconstruida como sitio histórico de gran significación, esa fue la primera vivienda campesina que nuestro Libertador habito, esta quinta de recreo construida por Don Juan Vicente Bolívar en 1.790, se hallaba en pleno campo, en uno de los parajes más hermosos de las vegas del Rio Guaire, lejos del ruido de la Ciudad a los pies del Ávila: Caracas. 3) Más allá del ámbito Urbano de Caracas, la otra residencia donde Bolívar compartió momentos gratísimos  de su infancia con su familia, fue en La Hacienda “San Mateo”.  Que fue más tarde sitio de heroica resistencia patriótica en los años 14. Allí paseaba con familiares y amigos, pasaba temporadas muy animadas.
El Chileno BAEZA FLORES, imagino en San Mateo,  una escena que tiene como protagonista al niño Simón Bolívar, en una especie de estampa evocadora, de un episodio que pudo ocurrir, descrito con pinceladas no difícil de considerar cercano a la verdad:
La mañana es hermosa, sol y polvo, llanuras y montañas. El escenario, es un inmenso cielo, como un mar infinito, casi inmóvil, las nubes viajan lentamente como blancos rebaños. “San Mateo” es una vastedad agreste y laboriosa a la vez.  Caracas la Capital, queda un poco lejos. En San Mateo, el aire tiene una vitalidad como de potro desbocado: da gusto respirar.  El Rio serpentea con música bravía, el relincho de un caballo blanco pone agitación en la mañana.  El caballo tiene un caminar brioso, elegante y gallardo. Un negro esclavo lo trae por la brida, le habla al animal como si el caballo comprendiera. Viene la bestia ricamente ensillada, las bridas son firmes, de cuero bien curtido.  El niño esta emocionado, porque el caballo blanco que trae el esclavo negro es el regalo para sus 8 años. Algunos otros esclavos presencian la escena. Hacia un costado esta la madre, joven aun y viuda.  Delicada y bella.  Al lado de la dulce ama de esa rica comarca esta Hipólita, la sirvienta leal, la consentidora del muchacho. Simón Bolívar, el muchachito de 8 años es huérfano de padre, el menor de 4  hermanos, allí están con los ojos abiertos presenciando la escena: Juan Vicente, Juan y María. El muchachito de cabellos castaños y estampa enérgica, ha subido al caballo, sus piernas se aprietan con infantil firmeza, como queriendo soldarse al animal. El caballo blanco se impacienta pero el niño no tiene miedo. “SEÑO AMO, TENGA CUIDADO CON ESE ANIMAA”,  pero el muchachito no teme, siente en la sangre la voluntad de afrontar los riesgos.  Los negros que cargan el añil, el café, y el cacao se han quedado mirando con admiración infantil al jinete, el muchachito quiere demostrarle a todos su pericia sobre la cabalgadura, su madre está inquieta: cuidado, Simón, pero el niño sonríe, sabe cómo hacerse obedecer por el caballo grande y hermoso. Simón sale galopando lejos, tan lejos que casi se pierde de vista. “es demasiado hombre ese muchacho” dice un viejo sentencioso del valle. “el difunto que en paz descanse, debiera de estar aquí, para ver esta mañana al patrón” es el elogio espontáneo de la gente ruda, y sencilla pero que casi nunca se equivoca. “Llegará lejos” dice el mayordomo.."  

CLARO QUE LLEGARÁ LEJOS, PUES POSTERIORMENTE GALOPARA SIN TREGUA PARA CUMPLIR SU GRAN PAPEL  DE CABALLERO DE LA GLORIA Y DE LA LIBERTAD, COMO LO LLAMO: EMIL LUDWIG, Y DESPUÉS DE 20 AÑOS DE INCESANTE GUERREAR PARA ASEGURAR DESTINO DIGNO A VARIAS NACIONES, JINETEANDO CABALLOS BLANCOS COMO AQUEL DE SUS 8 AÑOS, SEGUIRÁ ESTE HÉROE A CABALLO ETERNIZADO EN LA PERENNIDAD DEL BRONCE, EN GALOPE TENDIDO HACIA LA ETERNIDAD, COMO INVITANDO A LOS PUEBLOS A SEGUIR SU DESPLIEGUE DE ESFUERZO SOSTENIDO HACIA METAS MUY ALTAS, DONDE SOLO CABEN LA DIGNIDAD Y LA SUPERACIÓN”

Reminiscencias, acerca de nuestro héroe Venezolano y Latinoamericano. SIMON BOLIVAR (recopiladas por mi tratando de sobrevivir distraída en esta cuarentena, MTRA, y este personaje lo admiro, lo adoro, ademas es nuestro, tengo el afán de darlo a conocer  desde el punto de vista humano, y revivirlo pues considero que su enseñanza la tenemos en los genes libertarios que nos anima. )

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