SIMON BOLIVAR- SU
INFANCIA
(4)
EL era un niño normal, vivaz, de buena salud, daba respuestas
sorprendentes, tenía una sorprendente madurez intelectual y no tenía la timidez
propia de la infancia, no se intimidaba en ningún momento en ningún ambiente
por solemne que fuese, ni se cohibía ante personas de mayor edad, tenía un
temperamento travieso, despierto y ágil, sumamente precoz, maduro
intelectualmente. Estas facultades más tarde en su época de vida adulta le
dieron una estelar figuración, pero en general se caracterizó por ser un niño
ardiente y tenaz. Su infancia transcurrió en una gran casa, rodeado del afecto
de su madre, (perdió su padre a los tres años) con 28 esclavos a su servicio, durante
sus primeros años no se separó de la Negra Hipólita, de sus hermanos, de sus
abuelos, de sus tíos y de su madre, por supuesto. El escritor Arístides Rojas,
le dio una connotación a la infancia de Bolívar de una niñez indómita, pretendió
darle al personaje del Libertador un
contraste victorhuguesco, porque en esa época, de un niño normal no podía salir
un genio. Esa figura de niño malcriado fue desechada por los historiadores por
inadmisible, hoy se puede catalogar como una simple labor imaginativa. Queda en
pie la imagen que de el trazo, Don Juan Vicente Lecuna, cuando lo describe así:
“Bolívar
era un muchacho reflexivo, más amigo de oír las conversaciones de los mayores
que de asistir a los juegos de sus iguales” así lo decía, María Antonia
a su nieta, María Camacho y ella a nosotros.
La infancia de Bolívar transcurre en tres ambientes:
El ambiente fue proporcionado por las residencias urbanas y campestres
que eran parte del patrimonio familiar, estas viviendas fueron testigos mudos de los juegos, correrías y retozos normales de
nuestro Libertador. Una de ellas: 1) La
Casona de San Jacinto, por lo céntrica, era la predilecta de los Bolívar,
fue la casa natal, otra de ellas: 2) La
Cuadra de Los Bolívar, ubicada a orillas del Rio Guaire, reconstruida como
sitio histórico de gran significación, esa fue la primera vivienda campesina
que nuestro Libertador habito, esta quinta de recreo construida por Don Juan
Vicente Bolívar en 1.790, se hallaba en pleno campo, en uno de los parajes más hermosos
de las vegas del Rio Guaire, lejos del ruido de la Ciudad a los pies del Ávila:
Caracas. 3) Más allá del ámbito Urbano de Caracas, la otra residencia donde Bolívar
compartió momentos gratísimos de su infancia
con su familia, fue en La Hacienda “San
Mateo”. Que fue más tarde sitio de heroica
resistencia patriótica en los años 14. Allí paseaba con familiares y amigos,
pasaba temporadas muy animadas.
El Chileno BAEZA
FLORES, imagino en San Mateo, una
escena que tiene como protagonista al niño Simón Bolívar, en una especie de
estampa evocadora, de un episodio que pudo ocurrir, descrito con pinceladas no difícil
de considerar cercano a la verdad:
“La mañana es hermosa,
sol y polvo, llanuras y montañas. El escenario, es un inmenso cielo, como un
mar infinito, casi inmóvil, las nubes viajan lentamente como blancos rebaños. “San
Mateo” es una vastedad agreste y laboriosa a la vez. Caracas la Capital, queda un poco lejos. En San
Mateo, el aire tiene una vitalidad como de potro desbocado: da gusto respirar. El Rio serpentea con música bravía, el relincho
de un caballo blanco pone agitación en la mañana. El caballo tiene un caminar brioso, elegante
y gallardo. Un negro esclavo lo trae por la brida, le habla al animal como si
el caballo comprendiera. Viene la bestia ricamente ensillada, las bridas son
firmes, de cuero bien curtido. El niño
esta emocionado, porque el caballo blanco que trae el esclavo negro es el
regalo para sus 8 años. Algunos otros esclavos presencian la escena. Hacia un
costado esta la madre, joven aun y viuda.
Delicada y bella. Al lado de la
dulce ama de esa rica comarca esta Hipólita, la sirvienta leal, la consentidora
del muchacho. Simón Bolívar, el muchachito de 8 años es huérfano de padre, el
menor de 4 hermanos, allí están con los
ojos abiertos presenciando la escena: Juan Vicente, Juan y María. El muchachito
de cabellos castaños y estampa enérgica, ha subido al caballo, sus piernas se
aprietan con infantil firmeza, como queriendo soldarse al animal. El caballo
blanco se impacienta pero el niño no tiene miedo. “SEÑO AMO, TENGA CUIDADO CON
ESE ANIMAA”, pero el muchachito no teme,
siente en la sangre la voluntad de afrontar los riesgos. Los negros que cargan el añil, el café, y el
cacao se han quedado mirando con admiración infantil al jinete, el muchachito
quiere demostrarle a todos su pericia sobre la cabalgadura, su madre está
inquieta: cuidado, Simón, pero el niño sonríe, sabe cómo hacerse obedecer por
el caballo grande y hermoso. Simón sale galopando lejos, tan lejos que casi se
pierde de vista. “es demasiado hombre ese muchacho” dice un viejo sentencioso
del valle. “el difunto que en paz descanse, debiera de estar aquí, para ver
esta mañana al patrón” es el elogio espontáneo de la gente ruda, y sencilla
pero que casi nunca se equivoca. “Llegará lejos” dice el mayordomo.."
CLARO
QUE LLEGARÁ LEJOS, PUES POSTERIORMENTE GALOPARA SIN TREGUA PARA CUMPLIR SU GRAN
PAPEL DE CABALLERO DE LA GLORIA Y DE LA
LIBERTAD, COMO LO LLAMO: EMIL LUDWIG, Y DESPUÉS DE 20 AÑOS DE INCESANTE GUERREAR
PARA ASEGURAR DESTINO DIGNO A VARIAS NACIONES, JINETEANDO CABALLOS BLANCOS COMO
AQUEL DE SUS 8 AÑOS, SEGUIRÁ ESTE HÉROE A CABALLO ETERNIZADO EN LA PERENNIDAD
DEL BRONCE, EN GALOPE TENDIDO HACIA LA ETERNIDAD, COMO INVITANDO A LOS PUEBLOS
A SEGUIR SU DESPLIEGUE DE ESFUERZO SOSTENIDO HACIA METAS MUY ALTAS, DONDE SOLO
CABEN LA DIGNIDAD Y LA SUPERACIÓN”
Reminiscencias, acerca de nuestro héroe Venezolano y
Latinoamericano. SIMON BOLIVAR (recopiladas por mi tratando de sobrevivir distraída
en esta cuarentena, MTRA, y este personaje lo admiro, lo adoro, ademas es nuestro, tengo el afán de darlo a conocer desde el punto de vista humano, y revivirlo pues considero que su enseñanza la tenemos en los genes libertarios que nos anima. )
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