sábado, 4 de abril de 2020

BOLIVAR Y SU BAUTIZO (02)


SIMON BOLIVAR
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EL  BAUTIZO DE UN MANTUANO, NO ES CUALQUIER ACTIVIDAD.


Ubíquense por un momento en la época, el tiempo, las costumbres, las gentes de pueblo, se congregan a las puertas del templo, es todo un acontecimiento, en torno a él, toda una preparación, la celebración, el festín, las comidas, la gente bate las palmas, formula augurios, allí está la familia, los esclavos guardando la distancia, llevando en sus manos los primorosos cojines donde más tarde  se sentaría  la familia, el cuerpo del niño se encuentra envuelto en níveas telas de brocados y pañales traídos de Holanda, cargado por la alegre y zalamera  Negrita Matea, y siempre cerca con fuerte pisada, quien lo alimenta, la negra Hipólita, con los senos henchidos de tanta leche,  con su propio negrito  montado  a horcajadas en el cuadril, la ceremonia es muy grave y solemne, el Presbítero Aristigueta pronunciando la misa en latín: “..yo te bautizo con el  nombre de SIMON JOSE ANTONIO DE LA SANTISIMA TRINIDAD..”
El acto ha terminado en medio de aplausos, y el cortejo se dirige a la puerta del templo, precedido por un acolito que agita una campanilla,  en ese momento la gente grita: VIVAN LOS PADRINOS, BENDICIONES A LOS PADRES!!!, LARGA VIDA PARA EL NIÑO DON SIMÓN!!!, y en ese momento el padrino, Don Feliciano, saca de sus bolsillos, como era la costumbre,  puñados de menudas monedas y las arroja a la plebe que se lanza a recogerlas, mientras en la iglesia se escucha el retumbe de las campanas, alegres anunciando el final del acto, se había bautizado al niño que más tarde, esas mismas campanas, sonarían jubilosas conmemorando el anuncio de las entradas triunfales del Libertador!!

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